Persona y Psiquismo creador. Improvisación y Musicoterapia.
Voy a contar la historia de dos personas, Juan y Manuel, y procuraré contar otras más. Ellos serán el vehículo que nos posibilite hacer un recorrido por la musicoterapia como método terapéutico. Dibujaré una idea general de proceso y estructura, y de modo más preciso me centraré en dos aspectos fundamentales en el trabajo musicoterapéutico: la orientación o modelo teórico que fundamente nuestra praxis, y las técnicas de intervención. Considero importante el primer punto porque, como terapeutas, hemos de partir de una manera de entender la persona, y los procesos implicados en su forma de sentir, pensar, construir o comunicar; e importante el segundo punto porque en función de nuestro punto de partida hemos de poder elegir qué técnicas de intervención son las más apropiadas para hacer nuestro trabajo.
El modelo teórico del que voy a hablar es la teoría del psiquismo creador, de Héctor Fiorini, médico psicoanalista argentino, profesor de la facultad de psicología de Buenos Aires. Esta teoría analiza los procesos creadores desde una óptica psicodinámica, pero incorporando además aspectos de otras disciplinas como la filosofía y la estética del arte o la física.
Dentro de las técnicas de intervención en musicoterapia, hablaré de las técnicas de improvisación clínica, basándome en la clasificación de Tony Wigram, investigador y musicoterapeuta, profesor de universidades como la de Aalborg en Dinamarca o Cambridge en Inglaterra, y del Instituto MAP (música, arte y proceso) de Vitoria.
La historia está a punto de comenzar. Sus protagonistas son… dos personas: Juan y Manuel, y la musicoterapeuta de una de ellas.
Modelos, técnicas y personas nos posibilitarán hacer un recorrido, en forma de sonata, por la musicoterapia como método terapéutico.
1er. Movimiento. Las personas
Juan es un chico de 13 años, simpático, muy curioso y a veces un poco cabezota. Le encanta la música, sobre todo las óperas de Mozart y las canciones de los Beatles. Además le encantan los instrumentos, saber cómo están hechos, de dónde proceden o diferenciar su sonido. Tiene una gran memoria para almacenar canciones, sonidos e imágenes. Le gusta mucho estar con su familia; sin embargo, le cuesta relacionarse con los chicos de su edad. Está entrando en la adolescencia.
Manuel es un señor de 55 años, algo tímido y aparentemente tranquilo. También le encanta la música, sobre todo la barroca. Es profesor de análisis y composición en el conservatorio, uno de los más exigentes. Le gusta estar en casa, tocando o leyendo, sobre todo libros que tengan que ver con su trabajo. También le interesa la literatura de viajes, aunque pocas veces se decide a viajar. Le tranquiliza tener sus días completamente planificados, no le gustan los imprevistos. Está entrando en la etapa de prejubilación.
A Juan le encanta escuchar música de Mozart y los Beatles en casa. Cuando hay música está centrado en ella, cantando, bailando, o simplemente escuchando. Tiene bastantes instrumentos en casa, que toca a menudo, o “aporrea”, según su familia. A veces le cuesta entender el mundo que le rodea: el colegio, la calle, los chicos de su edad… y eso hace que se altere y se muestre más agitado de lo normal en algunas ocasiones. En cambio, cuando “entra” en la música de pronto se calma, siente que la música le sujeta y entonces se siente más seguro. Cada vez habla y se comunica menos en casa – un poco menos de lo normal para ser adolescente, piensa su familia.
A Manuel le gusta sobre todo del barroco alemán. También tocarla al piano, espacialmente preludios y fugas, y cuando está más contento, alguna suite. Cuando escucha, lee o toca la música se siente tranquilo, puede dejar de pensar en sus preocupaciones o asuntos pendientes… le permite desconectar… quizá no se conecte a lo que le ocupa, pero al menos se desconecta de lo que le preocupa. No sabe muy bien si piensa o en qué piensa cuando toca, simplemente, está contenido por lo que toca, y eso le da seguridad. A su hijo, músico de jazz, le gustaría compartir con su padre lo que hace, hablar de las jam sessions en las que participa cada jueves por la noche… pero no se lo dice. Manuel tampoco se da cuenta.
Un día la madre de Juan, aficionada a la música, lee un artículo muy interesante sobre musicoterapia en una revista especializada que habla del gran potencial que puede tener la música como vehículo de comunicación y agente de relaciones sociales, así que piensa en buscar sesiones de musicoterapia para su hijo.
Un día le sugieren a Manuel que se jubile anticipadamente.
Las personas y la música. La musicoterapia.
En la primera entrevista con la musicoterapeuta, la madre de Juan le explicó el motivo de su consulta: a su hijo le gustaba mucho la música, y necesitaba hacer algo con ella, pero teniendo un espacio exclusivamente para él. Así mismo, tenía necesidades de relación, de comunicación y de flexibilizar patrones mentales y comportamentales.
La musicoterapeuta le explicó a grandes rasgos la metodología general de la musicoterapia: modelos de intervención, técnicas, actividades, estructura de sesiones… tras una primera entrevista vieron que las sesiones de musicoterapia podrían ser pertinentes para Juan.
¿Por qué se plantean que un proceso musicoterapéutico le puede ayudar?
- Porque vamos a trabajar con música durante una hora a la semana de manera individual, y la música es su principal centro de interés y disfrute.
- Porque Juan tiene necesidades de relacionarse, y la música tiene una importante función socializadora.
- También tiene necesidades de comunicarse, y la música es una forma básica de comunicación en la que el cliente y el terapeuta se encuentran al mismo nivel comunicativo.
- Porque necesita ampliar sus centros de interés y flexibilizar patrones comportamentales, y durante el proceso va a tener la oportunidad de improvisar musicalmente, escuchar y tocar cosas diferentes.
El enfoque teórico del que se parte para empezar las sesiones es el siguiente:
Desde el primer momento, la musicoterapeuta observa que la música es el centro de interés principal de Juan, prácticamente su único tema de conversación. Esto tiene una parte positiva y otra negativa:
- La positiva era que va a estar muy motivado para el trabajo musicoterapéutico.
- La negativa era que va a resultar difícil salir de sus intereses musicales que son tan restringidos.
Así pues, la musicoterapeuta se plantea un enfoque a través del cual convertir lo “negativo” en algo posibilitador, basándose para ello en dos ideas:
- Como punto de partida, el Paradigma de la Diversidad Funcional y
- Como marco teórico, para articular todo el proceso: la Teoría del Psiquismo Creador del psiquiatra Héctor Fiorini.
A partir del primero, una dificultad o discapacidad tiene dos potenciales: el destructivo (que nos puede llevar al bloqueo) y el creativo (que nos puede llevar al desarrollo). Así, partimos de uno de las características principales de Juan, que es la fijación y obsesión por ciertos temas, como es la música en este caso, y se trabajará para que la música sea un vehículo de comunicación, relación y no de aislamiento.
Y desde el segundo, los intereses musicales tan restringidos del cliente, serían su dado. Transitaremos por la estructura del psiquismo creador, y a través de la improvisación musical sobre sus dados, la musicoterapeuta le acompañará a que entre en el caos o imposible y que desde ahí el mismo construya nuevas estructuras o posibles a través de las cuales relacionarse, y no aislarse.
Es decir, se va trabajar desde un enfoque que parte de las capacidades y potenciales de la persona.+