- S – Capítulo I
- S – Capítulo II
- S – Capítulo III
«Dios es una esfera inteligible, cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna».
Alain de Lille –Alanus de Insulis-
«Un Aristóteles no fue sino los escombros de Adán, y Atenas, los rudimentos del Paraíelso. En aquel siglo desanimado siglo XVII, el espacio absoluto que inspiró los hexámetros de Lucrecio, el espacio absoluto que había sido una liberación para Bruno, fue un laberinto y un abismo para Pascal. Éste aborrecía el universo y hubiera querido adorar a Dios, pero Dios, para él, era menos real que el aborrecido universo. Deploró que no hablara el firmamento, comparó nuestra vida con la de náufragos en una isla desierta. Sintió el peso incesante del mundo físico, sintió vértigo, miedo y soledad, y los puso en otras palabras: La naturaleza es una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna. Así publica Brunschvicg el texto, pero la edición crítica de Tourneur (París, 1941), que reproduce las tachaduras y vacilaciones del manuscrito, revela que Pascal empezó a escribir effroyable: Una esfera espantosa, cuyo centre está en todas partes y la circunferencia en ninguna. Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas»
Jorge Luis Borges, Otras inquisiciones.
Se ha dicho de todo sobre el silencio, todos hablan y hablaron en algún momento de él. Se podría decir que no hay nada más que decir. Ya está todo dicho, incluso callado. Se ha cuestionado desde su existencia hasta sus formas. Su naturaleza, su versatilidad, su idiosincrasia. Se ha analizado desde la música, las religiones, la lengua, la medicina, la física, la astronomía, los mitos, la antropología, la etnografía, la política, la filosofía. ¿Qué más decir del silencio?
Yo, sin embargo, estoy perdida. Es un poco como analizar a un Dios inexistente y a la vez necesario.El silencio está en todas partes y al mismo tiempo en ninguna. Describe estados de ánimo, situaciones, nombra lo innombrable, recuerda, conmemora, alecciona, es punto de partida o punto de llegada, escucha y se hace escuchar.Este trabajo intenta ser un reflejo de mi pensar a través del silencio, un intento de reincorporar, con otros matices, la validez que debería tener el silencio en todos los ámbitos de la vida. Un intento de descubrir cómo incorporarme (yo) frente al silencio, cómo conjurar los sonidos, cómo contar a través del silencio.
No encuentro otra ruta para hacer posible este análisis que no sea a través de las formas, la conjunción de pensamientos, de las conclusiones encontradas, de experimentar, de observar y sobre todo de saber que todo lo que digo seguramente estará equivocado porque no quiero concluir ningún pensamiento.
No me interesa saber lo que es el silencio, sino saber qué es lo que soy yo frente a Él.
Sol Rezza, 22 de Julio, 2010.
Desde tiempos inmemoriales, lo seres humanos, nos hemos ocupado del sonido. En las culturas milenarias fenómenos sonoros naturales, como el trueno, fueron y son asociados a las distintas formas que adquieren las deidades. En la Historia de las religiones, escrito en los años 60 por Mircea Eliade, encontramos diversos ejemplos de ello:
«Baiame, la divinidad suprema de las tribus del sureste de Australia, habita el cielo, junto aun gran curso de agua (la vía láctea), y recibe allí las almas de los inocentes. Está sentado sobre un trono de cristal; el sol y la luna son sus “hijos”, sus mensajeros en la tierra. El trueno es su voz…
En otro tiempo, Daramulun (Baiame) vivió durante algún tiempo en la tierra e inauguró los ritos de iniciación; después se elevó de nuevo al cielo y desde allí se escucha su voz –el trueno- desde allí envía la lluvia. La iniciación consiste entre otras cosas en la revelación solemne del “rombo”; un pedazo de madera de alrededor de 15 cm de largo y 3 de ancho, que posee en un extremo un orificio por el que pasa un cordel; por su rotación, el rombo produce un sonido análogo al trueno y al mugido del toro (de ahí su nombre en inglés Bull-roader). Sólo los iniciados conocen la identidad del rombo y de Daramulun» [M. Eliade, 1964].
Nos fascina el sonido, mejor dicho, ciertos sonidos en contraposición a otros sonidos existentes a nuestro alrededor. En el año 1951 John Cage[1] entra en la cámara acústica de la Universidad de Harvard para obtener una perspectiva del «Silencio Total», sin embargo una vez dentro, se encuentra con los sonidos generados por su cuerpo; podía percibir los sonidos de su corazón y de otros órganos internos.
[1] John Cage: Compositor:-«El silencio fue el emblema de Cage. Como la clave de su trabajo, el silencio (que se entiende como la ausencia de sonido) fue puesto entre su materialidad y la preocupación del arte occidental por las formas de composición y teoría musicales. En la organización de los sonidos musicales el silencio moldea el sonido a través de la duración y por lo mismo establece las bases para que los ritmos y la estructura puedan aceptar cualquier sonido al ser privilegiado por encima de la armonía, el timbre y la altura, todo lo cual él consideraba fuera de la duración. El silencio compartía duración con el sonido musical y no entraría en contradicción con los sonidos extra-musicales que Cage ya había incorporado a su música. En este sentido, el silencio partía de dónde la percusión -o mejor dicho, las posibilidades de la percusión- terminaba. De hecho, la línea de pensamiento que llevó a la preeminencia del silencio en el pensamiento de Cage a finales de los 40 puede ser encontrado implícito en sus ideas sobre percusión y ruido de mediados de los 30 e incluso en toda la línea de pensamiento sonoro de la fonografía y la estrategia de avant-garde musical inaugurada por Russolo». [Douglas Kahn]